Así que me propuse experimentar y vivir un destete amoroso para ambos, de la mano de nuestro enfoque de crianza basado en el respeto y las necesidades del bebé. Definitivamente no existen “fórmulas mágicas” y es necesario reconocer siempre el contexto, para que cada uno viva su propia historia con sus hijos(as); sin embargo, les comparto las acciones que a nosotros nos ayudaron en este proceso:
- Observación:
- Reconocer mi cuerpo, emociones y pensamientos frente a la lactancia: ¿cuándo experimentaba un sentimiento real de no querer continuar lactando, no por lo que me decían, sino por lo que yo lo sentía?
- Identificar la relación de mi bebé con la teta: ¿cuándo pedía más?, ¿en qué momento la buscaba?…
- Con la información anterior y teniendo claridad sobre la necesidad de ambos, iniciamos ampliando los tiempos de toma y entonces, para lograrlo: no ofrecía pecho e intentaba distraer cuando me pedía.
- Las tomas del día:
- Inicié el proceso con las tomas de la mañana, luego con las de la tarde y finalicé con las de la noche. Esa elección depende de cada familia: las conclusiones de mi observación del punto anterior me llevaron a establecer ese orden, pero puede variar de acuerdo con la necesidad de cada hogar.
- La eliminación de tomas requirió tiempo: lo hicimos con calma y sin afán. Por ejemplo: alrededor de los 2 años iniciamos la retirada de la toma de las mañanas (el ingreso al jardín fue un aliado importante); al lograr omitir esa toma por alrededor de 2 meses, iniciamos con la toma de la tarde, bajo la misma estrategia de distraer y no ofrecer.
- Las tomas nocturnas:
- A los 3 años, cuando ya no teníamos tomas durante la mañana ni en la tarde, llegó el reto de la noche: tomábamos teta para dormir y mi hijo pedía 1 o 2 veces en la madrugada. Así que iniciamos hablando sobre eso, expresando mi sentir sin cargarlo de culpa ni responsabilidad, sino explicándole la situación: “mamá ha disfrutado mucho darte leche, es mágico que nuestro cuerpo produzca alimentos para que un bebé pueda vivir”; “la leche de mamá fue muy importante cuando naciste porque solo comías eso, pero ya creciste mucho y estás fuerte”; “cuando los bebés crecen ya quieren probar comida: tú comenzaste a comer mango y ya tomabas menos teta”; “el cuerpo de mamá lleva mucho tiempo trabajando para producir leche, en un momento necesitará un descanso”; “para producir la leche, el cuerpo de mamá trabaja todos los días; a medida que los bebés crecen y caminan, el cuerpo debe trabajar en otras cosas y produce menos leche, hasta que se va acabando”… Intenté no utilizar comentarios como: “los niños grandes ya no toman teta” o “tú ya estas muy grande para tomar teta”. En este punto, me apoyé en una breve historia que inventé a manera de narración de cuento.
- En este camino, iniciamos un ritual de amor nocturno sin quitar la toma de leche: el ritual consistía en leer un cuento, tomar teta y poner una canción para dormir. Siempre escuchábamos una y otra vez la bellísima canción “Dormite” de Zully Murillo e interpretada por Marta Gómez (la pueden encontrar en el siguiente enlace https://www.youtube.com/watch?v=SzSGgjAw-Ps) e incluso, hasta el día de hoy todavía lo hacemos. En el ritual de sueño, papá participaba de manera activa y éste se convirtió en el mejor somnífero para nuestro hijo.
- Elegir el ritual adecuado a los gustos del bebé y de cada familia es muy importante, ya que ese momento remplazará, en un futuro, la toma nocturna. El ritual puede ser: un cuento, una canción, un masaje, el baño, rascar la espalda o la cabeza, contar una historia…
- Teniendo un ambiente que anticipaba la dejada de la teta e instaurado un ritual de amor junto a la toma, planteamos a manera de juego-reto la posibilidad de dormir una noche sin teta: “¿qué tal si mañana dormimos sólo con el cuento y la canción?” El reto-juego planteado no le gustó mucho a mi hijo, así que me hizo una contrapropuesta: “¿qué tal si antes de mi cumpleaños de 4, ya no tomo más tete?”. Me quedé ¡Plop! porque iba a ser muy rápido, pero respiré profundo y lo animé en su propuesta “súper, intentémoslo y vamos viendo cómo nos sentimos”.
- Comenzamos a planificar nuestro reto-juego, haciendo énfasis en el ritual de amor para dormir, demostrando y creando un lugar seguro que alimentará esa relación entre mamá y bebé más allá de la teta. Mi hijo le puso fecha a la noche y como por arte de magia, se durmió sin pecho, pero con mamá y papá muy cerquita, escuchando un cuento y una canción.
Desde esa noche no volvimos a tomar tete y siempre nos dormimos con cuento y canción. ¿Será magia? No, respetamos el proceso, conocimos nuestro contexto, le pusimos mucho amor y nos tomamos el tiempo necesario. En medio de una sociedad que está acostumbrada a la inmediatez, que todo salga rápido, es necesario retornar al ritmo de la infancia.
Cada historia es diferente, cada necesidad es particular, cada personalidad es única, pero como dice el título de este blog, un destete respetuoso requiere de un proceso de TETA, es decir: Tiempo, Encuentro, Tiempo (sí, más tiempo) y Amor. Pónganse un propósito de acuerdo con lo que observen, analicen y sientan de sus cuerpos; llenen los días de encuentros de amor y abran sus mentes para darse la oportunidad de disponer más tiempo para que ese proceso sea especial para todos.