Acompañando el control de esfínteres

Control de esfínteres

La etapa de dejar el pañal suele estar rodeada de muchas inquietudes de mamá y papá, por ejemplo: ¿cómo le quito el pañal a mi bebé?; ¿cuánto tiempo se demora el proceso?; ¿cómo deja el pañal de la noche? Me avisa chichí, pero no popó, ¿qué hago?; Se esconde para hacer popó ¿Es normal?…

Y también se reciben presiones externas, como por ejemplo: ¿ya tiene 3 años y aún usa pañal?; “para entrar al jardín no debe tener pañal”; “ustedes dejaron el pañal desde los 12 meses…”; “está muy grande para usar pañal”; “si le pones el pañal nuevamente retrocede”; entre otros comentarios y dudas que nos llevan en ocasiones a tomar decisiones poco convenientes o apresurar procesos.

En medio de todo este mar de dudas y angustias y antes de que sigas leyendo quisiera que reflexionáramos sobre estas preguntas: ¿Cuál es la prisa para que tu bebé deje el pañal? ¿Qué significa para ti que tu bebé deje el pañal, lo relacionas con inteligencia? Sabías que la forma en que acompañas a tu hijo-a en este proceso, habla de la manera en que te relacionas con él y el lugar que le dan en casa? ¿Conoces niños(as) de 8 años que aún usen pañales?

Después de preguntas y reflexiones, quisiera desarrollar 3 puntos importantes: 1) describir información clave del control de esfínteres; 2) nombrar algunas acciones concretas que facilitan el acompañamiento que realizan en casa para que tu hijo o hija dejen el pañal; y 3) reconocer prácticas que dificultan un acompañamiento adecuado en etapa de desarrollo.

1. ¿Qué debo saber?

De manera inicial es importante que tengamos claridad que el control de esfínteres es una conquista de los niños y niñas, que se relaciona de manera directa con un desarrollo fisiológico, físico y psicológico, por tal motivo no es una práctica que se enseña, se prepare o se entrene cómo escribir, leer o montar en patines. Así como tu bebé logro por sí solo sostener su cabeza y sentarse, de la misma forma lograra dejar el pañal para usar el inodoro.

Esta conquista del desarrollo significa una base fundamental en su autonomía, es la antesala para lograr reconocer el cuerpo como propio, con el fin de cuidarlo y ser responsable sobre nosotros mismos.

Bajo esta mirada, nuestra tarea como madres y padres es observar y reconocer indicadores fisiológicos, psicológicos, cognoscitivos que informen si tu hijo-a esta lista para dejar el pañal y así poderlos acompañar. Algunas señales:

  • Fisiológicos: Permanece sin mojar el pañal durante varias horas, reconoce o expresa que necesita ir al baño (señales, se agacha, muestra indicadores que sabe lo que está a punto de ocurrir, así este usando el pañal).
  • Físicos: Se relaciona con logros a nivel motor como: Caminar solo/a, sentarse y pararse solo, acurrucarse, se sostiene en una silla, puede subirse y bajarse los pantalones, es capaz de quedarse sentado algunos minutos.
  • Psicológicos: Muestra intereses por el baño, la vasenilla, la ropa interior, le molesta el pañal sucio y pide cambio, imita ir al baño, se esconde para hacer sus necesidades, el niño/a cuenta con una familia preparada y dispuesta a acompañar y guiar el proceso de manera tranquila.
  • Cognoscitivos: Sigue instrucciones sencillas, utiliza el lenguaje verbal o no verbal para pedir ir al baño, reconoce partes de su cuerpo.

El mejor momento para iniciar el proceso es cuando tu hijo/a muestre algunas de estas señales. No cuando nosotros consideremos que es el momento.

Lograr el control de esfínteres significa: a) que el niño/a identifica las señales en su cuerpo para hacer chichí o popó; 2) retiene; 3) espera; 4) acude al baño a evacuar. En ocasiones, las familias adoptan prácticas que se saltan el paso uno, dos y tres, que solo les interesa el punto 4: Evacuar; anulando toda posibilidad que el niño/a reconozca su cuerpo, entienda el proceso y gane autonomía.

2. ¿Qué prácticas apoyan el proceso?

Lo primero es reconocer las señales en nuestros hijos/as para saber cuándo están listo, sin afán, sin presiones, engaños, premios o castigos.

Acompañar a través del juegos y ejercicios de reconocimiento del cuerpo dentro del espacio (arriba, abajo, adelante, atrás), que les den mayor información sobre lo que significa el proceso (como se usa la vasenilla, o el adaptador, cual es el proceso), ser modelos, darle tranquilidad, ser pacientes, dedicar tiempo, ponerle prendas que sean fáciles de subir y bajar, facilitar la autonomía en el baño, recordarles de vez en cuando (no cada veinte minutos) que puede avisarnos si tiene ganas para buscar un sitio o acompañarlos al baño, en especial cuando están muy distraídos. Entender que es un proceso que puede tener avances y retrocesos, que puedo durar seis meses en consolidarse.

3. ¿Qué prácticas interfieren en el proceso?

Cuando mamá y papa intentan controlar la ida al baño de los hijos, anulando la posibilidad de que el niño o niña reconozca su cuerpo como propio, comparar a nuestros hijos con otros y olvidar que cada uno tiene sus ritmos, presionar para dejar el pañal y no reconocer ni respetar los ritmos de los niños/as.

Quitar el pañal si aún no está preparado, reprochar, obligarlos a estar sentados o sentadas hasta que hacen algo, presionar y ser impaciente, negarles el pañal si nos lo piden, utilizar palabras como: “tú ya no eres un bebé”, “tan grande y con pañal”, dejarlos mojados, avergonzarlos, quejarse cuando se ensucian, sentarlos a ciertas horas en el baño, regañarlo si no avisan, recordarle cada diez minutos si quieren ir al baño, insistir, controlar, imponérselo, premiar o castigar, pensar que es un proceso recto que no dura más de un mes y que si “retrocede” se perdió el avance y creer que si deja el pañal rápido es más “inteligente”.

Comenzar el proceso cuando no están preparados conlleva a frustraciones del niño y de nosotros, genera una lucha diaria, rabia, cansancio y mucha ropa por lavar.

La invitación es a estar presentes para reconocer señales y acompañar de una manera amorosa, respetuosa y paciente a los ritmos de tu hijo(a).

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