El reto de las rutinas en casa: cepillado de dientes

El día a día en la crianza implica asumir retos relacionados con las rutinas cotidianas, los cuales son diferentes en cada familia: para algunas, sus desafíos diarios tienen que ver con el sueño; para otras están relacionados con la alimentación; o tal vez, sean la cambiada del pañal, el baño en la ducha o el uso de la silla del carro, entre otras.

Uno de los retos que vivimos en casa fue el cepillado de dientes; nuestro hijo mostraba resistencia y muy poco interés. Decidí compartir mi experiencia al respecto porque una vez leí en un grupo de crianza en Facebook que una profesional de la salud en la cita de crecimiento y desarrollo, le aconsejó a una mamá tomar a su hija entre las piernas, como una especie de inmovilizador y cepillarla a la fuerza, para evitar esa resistencia al cepillado. -¡Horror!-

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Para mí como psicóloga, pero también en mi rol como madre, siempre ha sido claro que ese tipo de “técnicas” no es una opción para la crianza en casa. De esa manera, lo único que se logra es imponer un comportamiento a la fuerza sin lograr que nuestros hij@s lo apropien porque se sienten escuchados, respaldados, comprendan su importancia y apropien esa determinada conducta asumiendo un rol responsable frente a la misma (que es la razón que la hace perdurable en el tiempo). A la fuerza, pareciera ser una forma más “rápida” y exigir menos competencias por parte de los cuidadores, pero su impacto en el desarrollo emocional y social de los niños es negativo; sumado a que la sostenibilidad del comportamiento en el tiempo es muy corta (tiende a desaparecer rápidamente) y no logra fortalecer competencias de autonomía, responsabilidad y sentimientos de confianza y seguridad en los niños y las niñas.

Por esas razones y muchas otras más, constantemente me confronto qué tanto de ese tipo de estrategias utilizo en la crianza; no solo en cuanto a las más visibles, como los regaños o los gritos, sino también respecto las más sutiles, como las amenazas o la manipulación psicológica. Es un trabajo diario y exigente, pero que sin duda nos ayuda a ser mejores personas y familias.

En este sentido, para lograr el cepillado de dientes sin utilizar amenazas y manipulación (tales como “si no te cepillas, no puedes jugar” o “si te cepillas, te doy un regalo”, por dar algunos ejemplos), les comparto algunas ideas que fueron de ayuda en la tarea de disminuir esa resistencia y convertir el momento del cepillado, en un espacio divertido:

  • Adecuación del espacio físico: con el fin de lograr mayor comodidad, recomiendo utilizar un banco que facilite el acceso al cepillo, al espejo y al agua sin necesidad de estar alzado, en una posición incómoda o corriendo por la casa.
  • Disponer de los utensilios necesarios: es importante que el niño o niña identifique sus pertenencias para el aseo de los dientes, como son el cepillo, el vaso, la crema y la seda dental. Si esto responden a los gustos de los niños en cuanto a color, formas y figuras seguro será más atractivo.
  • Explicar por qué es importante lavarse los dientes, hacerlo de una manera apropiada para cada edad, sin usar el miedo o amenazas: nosotros utilizamos un modelo dental, que adquirimos con una amiga odontóloga muy querida, le pusimos comida y con un cepillo grande mostrábamos qué pasaba si se cepilla bien y cómo queda si no se limpia bien la boca.
  • Comenzar de a poco e ir aumentando: no esperes hacer un cepillado largo si aún no está acostumbrado; inicien con poco, pero de calidad y día a día van aumentando.
  • Cuenta historias o canta canciones mientras cepillas: ese fue y sigue siendo nuestro mejor aliado; cada cepillada es una explosión de creatividad para inventar personajes, crear una trama y acoplarlas al movimiento del cepillo. Al inicio, hicimos historias con elementos sencillos; por ejemplo, cada diente era un color y poco a poco ampliamos los relatos. Estemos de afán, con sueño o poco tiempo, siempre se debe contar una historia. Para iniciar el cepillado decimos “vamos a contar un cuento cepillándonos los dientes”, dándole más valor a la historia y no a la obligación: “vamos a cepillarnos”.
  • El cepillado en grupo los motiva mucho: tratar de hacerlo todos al tiempo es muy divertido (papá, mamá, hermana, etc.).
  • Encontrar la crema ideal de la mano de las recomendaciones del odontólogo(a): yo intenté con más de 4 marcas, hasta que identificamos la que más le agradaba.
  • Tener 2 cepillos: uno para que los(as) niños(as) puedan usar solos(as) y otro para los cuidadores
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Espero que algunas de estas ideas puedan apoyar los retos de las rutinas en casa.

Recuerden que las estrategias violentas, amenazantes y humillantes NO son beneficiosas para el niño, la familia, la sociedad y por supuesto para ti mism@. Sin duda alguna, encontrar otros caminos nos ayuda a construir un mundo mejor.

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